Por:
Elemileth Aguirre Escudero
"La
permacultura es un sistema de diseño para la creación de medioambientes humanos
sostenibles. La palabra es sí misma es una contracción no sólo de agricultura
permanente sino también de cultura permanente, pues las culturas no pueden
sobrevivir por mucho tiempo sin una base agricultural sostenible y una ética
del uso de la tierra.” Esto es lo que nos dice el principal promotor de la
permacultura en el mundo, Bill Mollison. Pero ¿cuántos de nosotros conocemos
qué es la permacultura? ¿Será algún tipo de vida que es ajeno a lo que llamamos
“civilización”? ¿Es la permacultura una herramienta para tener un mejor estilo
de vida? Estas y muchas otras preguntas rondaban mi cabeza cuando decidí
conocer sobre un tema que, aunque ha existido hace mucho tiempo, son pocas
personas las que tienen conocimiento sobre él o saben de su existencia. Ya,
hace un tiempo, había recibido invitaciones para hacer parte de actividades del
Centro Permacultural Guan, y por fortuna conocía a María, una vieja amiga,
bióloga, que tiene un estilo de vida que
a muchos nos parece muy particular, pero que en sí es una forma de ver la vida
llena de amor y desde la naturaleza.
María me habló de la permacultura, del cultivo
y la vida sostenible, del respeto por la naturaleza, la vida y la madre tierra,
de la responsabilidad que tenemos como humanos de ser conscientes de nuestro
papel en el mundo y nuestro compromiso con el cuidado del planeta. Quizá muchos
veremos estas ideas como algo muy romántico, algunos dirán que eso no puede
pasar por la mente del hombre, un ser que, como vemos en diarios, televisión y
en nuestra vida cotidiana, a raíz de sus intereses económicos y políticos ha
sido el mayor contribuyente en el decaimiento del planeta; pero, como diría el
Nobel Albert Schweitzer, "Hasta que no extendamos nuestro círculo de
compasión a todos los seres vivos, la humanidad no hallará la paz.". Es
así como me aventuré a conocer qué es la permacultura y qué es Guan.
El
Centro Permacultural Guan queda en Ruitoque bajo, en el kilometro 2 vía a
Acapulco, Santander.
![]() |
Parte de la huerta |
Le
pedí a Laura que diéramos un paseo por el Centro. Quizá muchos, al igual que
yo, nos imaginamos una casa con un gran invernadero, miles de cultivos y
tecnologías que ayuden a mejorar el crecimiento de los árboles, pero lo que
vimos fue todo lo contrario. El Centro Permacultural no es más que una pequeña
casa hecha con madera que ha sido reutilizada, con bareque y con bambú. Dentro
de la casa encontramos las cosas mínimas para vivir: dos camas, baúles con
ropa, cajas de madera donde se guardan los alimentos, libros. En la parte de
atrás de la casa encontramos la cocina, hay algunos platos y vasos de barro,
otros en porcelana, tazas de totumo y demás elementos que son tomados de la
naturaleza sin causar daño. Encontramos una estufa pequeña, de dos fogones, que
funciona a gas, un horno hecho en barro y una cocina, también hecha en barro
que funcionan con leña.
![]() |
Cultivo de tomates orgánicos. |
Luego
nos dirigimos a un sector donde encontramos un lago artificial, Laura nos
aclara: “El ecosistema mismo se encarga de nutrirse, por ello lo único que
nosotros hacemos es brindar a la naturaleza los elementos que en este lugar le
hagan falta para complementarse, por ejemplo, estamos creando una lago
artificial porque donde estamos ubicados no hay una fuente directa de agua,
queremos que llegues sapos, libélulas, y demás insectos que las platas
necesitan para no llenarse de plagas. Además el lago sirve para el agua de los
patos y los insectos también transportan bacterias que fortalecen los
cultivos”.
![]() |
Laguna artificial. Creada para enriquecer el ecosistema. |
Es
sorprendente cómo todo en la naturaleza cumple un papel esencial para el
sostenimiento del ecosistema, las platas, los insectos, los animales, todo. Sorprendentemente
hasta los hombres tenemos elementos en nuestro cuerpo que aportan a la
naturaleza. ¿Sabían uds que las heces humanas sirven de fertilizante para las
plantas? Pues así es. Laura nos explica que es posible realizar un compost con
heces humanas, las cuales deben ser almacenadas bajo tierra por aproximadamente
8 meses para que sean eliminados ciertos elementos tóxicos, después de ello
podrán ser usadas como abono para las plantas sin ningún tipo de riesgo
biológico. Además de ello los residuos de las frutas, las verduras, los
tubérculos y demás alimentos orgánicos que consumimos, también son almacenados
en un compost donde luego de un proceso de descomposición de pocos meses
pueden ser usados como abano natural.
Finalmente
fuimos con unos visitantes de Guan, Laura y la pequeña Sue (hija de Laura) a
hacer un recorrido por un campo abierto tras la casa. Eran cerca de las 5:00pm
y podíamos ver de un lado la luna saliendo y de otro el sol escondiéndose, como
dos niños que juegan a no encontrarse. Disfrutamos de una aromática hecha con
hierbas orgánicas cultivadas en la huerta mientras sentíamos la brida ondeando
nuestro cabello y contemplando de lejos el paraíso natural que el hombre ha
invadido con una idea tergiversada de bienestar.
Como
despedida nada mejor que un fuerte abrazo con los mayores deseos de volver.
Laura quedó comprometida en hacerme partícipe de las actividades del centro y
yo quedé con ganas de aprender más sobre una posibilidad de vida por la naturaleza y para la naturaleza, porque existen los medios para vivir en armonía
sin hacer daño, solo necesitamos un poco de corazón y deseos de servir.
Solo me queda por decir gracias a Laura por esta experiencia e invitar a los lectores a que contemplen una alternativa de vida más saludable y justa con el planeta, porque esto es solo un abre-bocas de la inmensidad de posibilidades que nos brinda la Permacultura.
Solo me queda por decir gracias a Laura por esta experiencia e invitar a los lectores a que contemplen una alternativa de vida más saludable y justa con el planeta, porque esto es solo un abre-bocas de la inmensidad de posibilidades que nos brinda la Permacultura.
![]() |
Vista del Centro Permacultural Guan a la ciudad. |